lunes, 13 de diciembre de 2010

Crítica Gastronómica: Bar Bady.- Titaguas. 2010

Como todos sabéis este no es el primer paso por nuestro  tan querido Bar Bady, de hecho este año hemos acudido en dos ocasiones. Satisfactoriamente en ambos casos. Creo que la primera crítica que se hizo en este blog sobre el Bar Bady se mantiene vigente en este año.

Tras el frugal almuerzo en ruta, buscando el rayo de sol cual girasol, el hambre se abría paso en nuestros cuerpos, de todos es sabido que el frío acrecienta el consumo de calorías de las cuales no andábamos sobrados. Por lo cual el llegar a tan cálido refugio se convirtió en una tabla de salvación, en este día tan gélido (-4ºC) cuando empezamos.


La foto anterior fue el plato central de la comida, se acompaño de morro, calamares, patatas, huevos fritos y mi último descubrimiento que recomendé al resto de mis compañeros, las natillas caseras. Tercios, jarra de cerveza, casera y botella de vino tinto de la zona Café y copa. Total 13€ por personas.¿Qué os parece? A mi me impresiona.

No todos las comunidades autónomas de este país pueden pueden presumir de la buena gastronomía que tiene la Comunidad Valenciana; si en todos los ámbitos profesionales fuéramos tan sumamente competitivos estaríamos hablando de un país de élite y no de la sociedad que actualmente nos engloba.


Seguir cuidando el almuerzo popular valenciano (L'esmorzar) es fundamental para que a este máximo nivel gastronómico se sigan cosechando éxitos. Del buen trabajo de productores, agricultores, ganaderos, pescadores, viticultores, enólogos, profesores de escuela de hostelería y restaurantes de nivel medio surge el germen del disfrute de todos estos Restaurantes recomendados por la guía Michelón del Biciclub Verano Azul.
Un saludo.

1 comentario:

Fernández dijo...

CRÍTICA A LA CRÍTICA GASTRONÓMICA

Saba nos ofrece hoy una valoración de la comida y el servicio del Bar Bady, en Titaguas. Sin menoscabo de su sensible paladar, educado en la buena cocina que practica a diario, quisiera manifestar mi discrepancia en algunos puntos.

En efecto, este local se muestra sincero a sus clientes, con una decoración modernista muy sobria y un trato familiar. Sin embargo, esta sencillez se traduce en un cierta indiferencia ante el cliente, ya que en más de una ocasión tuvimos que llamar la atención de la camarera, que charlaba distraídamente con otros clientes.

En cuanto a la comida, viandas típicas de la región que destacan por un sabor suave pero que permanece en la boca. La presentación es sencilla pero correcta. Sin embargo, en la carta no debería faltar la "orza" u "olla", como ocurre en este local.

En lo referente al postre, la valoración de las natillas es mediocre, pues carecen de la necesaria cremosidad; además, se echan en falta los aromas de la canela y ese agradable final amargo en la boca, ese toque de limón...

El vino elegido (perdón pero no recuerdo la marca) resultó sabroso y de sabor largo, aunque sin aromas secundarios. Al menos tuvieron la delicadeza de presentar la botella y abrirla ante nosotros.

En fin, la crítica de Saba resulta benevolente, lo cual es de entender si recordamos que Saba se debate entre sus orígenes andaluces y esta tierra de la Serranía que le vió crecer.

Fernández