martes, 13 de diciembre de 2011

20111211.- V Memorial Aroca. Titaguas

Por fin llegó la etapa más apreciada por los miembros del Biciclub Verano Azul.

Emoción es lo que se siente cada año cuando se acude a esta etapa, emoción por los tiempos pasados en estas tierras, emoción por las acampadas disfrutadas, emoción por los compañeros que nos acompañaron por estas tierras, emoción por los baños en estas aguas, emoción por las nocheviejas pasadas, emoción por el bello paisaje nevado, emoción por la de refugios que nos dieron amparo ante la climatología, emoción por las noches disfrutadas en estos bosques, emoción por las estrellas que se pueden observar desde la explanada del Molinillo, emoción por la soledad y el silencio que nos acoge. Emoción  por el recuerdo de nuestro compañero.

Partimos a las 07:15 de Valencia, había aún que comprar pan ya que la innovación de este año consistía en cambiar el origen del inicio de la etapa y al finalizar poder nosotros mismos cocinar sabrosas viandas.
Compramos el pan y el desayuno en Chelva y gracias al termo de Café nos pudimos poner a tono para comenzar la etapa. La helada se incorporaba a nuestros huesos sin  contemplaciones. La madera de las mesas no era gris como se aprecia en la foto ni la hierba tampoco.

Tras este pequeño aporte calórico comenzamos nuestro deambular. El objetivo era pasar por los refugios y cabañas que aún se mantienen en pie disfrutando del paisaje y certificando el estado de los mismos que tan desamparados se encuentran por la correspondiente Conselleria de la Generalitat Valenciana. Partiendo del conocido Molino Quemado o Molinillo en las inmediaciones de La Caballera nos dirigimos primeramente a supervisar Les Masetes y su área recreativa, cabaña de dos pisos donde almorzamos en año anterior y también se disfruto de una nochevieja nevada, este zona se ha reconvertido a campamento y se le ha puesto una valla en la entrada del camino.

De Les Masetes te dirigías ineludiblemente a buscar Agua Tomás siempre pegados al río Turia, sorpresa la nuestra descubrir que en Agua Tomás había unas personas en su interior con el fuego encendido, dedujimos que se mantenía habitable, pero se plantea la duda de que hacen hay si la Conselleria no te da permisos desde hace años. El siguiente encuentro era con Los Antolines que tantos recuerdos nos trae, su refugio y su desaparecida zona de acampada. El Refugio estaba cerrado pero con los cristales de la ventana rotos, el área recreativa totalmente abandonada.
 Antes de comenzar el ascenso final la ruta nos permitía pasar por la cabaña de Los Mangranos cuya fuente tenía el desagüe obturado y encharcaba gran parte del camino, la puerta de la cabaña estaba abierta y su interior estaba ligeramente sucio, pero conservado.
De aquí ya, como último paso, a las Cocinillas otra cabaña como la anterior, pero que ya no conserva agua en la fuente que tiene y que también estaba abierta y un poco más sucia, pero conservada. Aquí si se que se veía la mano  de la Conselleria con un cartel, a color y con foto, donde  nos informaban que los pinos de las Cocinillas están catalogados como unos de los más altos de la Comunidad Valenciana, mira que bonito, en la foto salía un tío y todo al lado de los pinos, 35m de pino. Para esto si hay dinero.

El hambre removía nuestros estómagos, pero en las Cocinillas no llegaba ni un rayo de sol que nos atemperase y finalmente optamos por ascender un tramo hasta llegar a Los Rubiales, área recreativa de Aras de los Olmos, próxima al puente de Santa Cruz de Moya, divisor con la provincia de Cuenca. En esta zona llegaba el sol, pero también un viento molesto que nos seguía enfriando, nos situamos en unas mesas de un sitio nuevo que le llaman los Arces, creo que es privado. Aquí los miembros del Biciclub pudieron disfrutar del merecido alimento que yo como encargado de nutrición les proporcione. Bocadillo de Jamón de Tuejar, con queso manchego, encurtidos, cerveza y mandarinas de Oliva. Todos ellos productos de excelente calidad que colmaron de satisfacción a los miembros del Biciclub.

Tras este reposo quedaba la epopeya final retorna al la CV-35 para llegar a Aras de los Olmos y tomar la pista que nos bajaría directamente a Les Masetes y convertir la ruta en casi circular.

Este ascenso a la CV-35 es uno de los más asequibles de estas rutas porque una vez en la carretera de Ademuz se hace más llevadera la subida hasta Aras. También fue un acierto por mi parte proponer el descenso de la ruta para el final, en los últimos años el frío que cogías al comenzar bajando los 10 km te lastraba bastante para el resto de la etapa.
Y al final llegó lo bueno, la deseada comida tan necesitada después de pasar tanto frío, este año como habíamos decidido ser autosuficientes nos dispusimos a realizar una torrá muy nutritiva a base básicamente de carne de caballo que como sabéis ya hemos hablado en mas de una ocasión en este blog.


Con motivo de V Memorial Aroca los miembros del Biciclub rindieron homenaje a nuestro querido compañero en el recuerdo con una escultura donde él más hubiese deseado, en La Caballera. Material férrico totalmente biodegradable y acorde con el entorno.

Un día realmente aprovechado. In memoriam.

1 comentario:

Fernández dijo...

Joder, la longaniza más pequeña es la mía... ¡vaya fallo!