domingo, 22 de septiembre de 2013

130810 ERMITA MONTE PICAYO


Siguiendo con la puesta al día de crónicas atrasadas, os presentamos hoy los comentarios sobre la ruta realizada el pasado 10 de agosto, con la que dábamos por finalizada la temporada de verano. Julián estaba ya por Gandía, así que el BVA contaba solo con el Lupas, Saba y yo mismo.


Nuestro Presidente, Saba, volvía a sorprendernos con su propuesta: subida a la ermita de Monte Picayo. Por un lado teníamos gran curiosidad por llegar a la ermita que siempre ha estado ahí y que nosotros desconocíamos, pero por otra parte nos apetecía bien poco subir hasta allá arriba en pleno mes de agosto.


Finalmente, el carisma de Saba se hizo valer, y nos vimos rodando por la vía Xurra hasta el desvío a la altura de Puzol. Nos percatamos de de "Casa Anselmo" estaba cerrado por vacaciones, así que íbamos buscando también una alternativa lo bastante atractiva para el almuerzo en el camino de regreso...


No recuerdo que hiciera un calor sofocante, pero la subida por el camino de piedra suelta, hasta casi las antenas, se hace siempre un poco pesada. En esta ocasión cada uno subió a su ritmo, sin prisas.


Poco antes de llegar a la última rampa (la previa al tramo de hormigón que anuncia la llegada a las antenas), tomamos un desvío hacia la derecha (¡ojo!, no confudir con el camino que nos lleva en bajada directamente al pueblo).


Poco después aparece ante nuestros ojos el eremitorio, con varios edificios enmarcados por un bosque de pinos que contrasta notablemente con el color blanco y azul de la ermita.


Unas escalas nos llevan ceremoniosamente a las puertas del Santuario de la Santa Virgen de la Medalla Milagrosa, y desde allí nos invitan a un paseo por los sederillos que la rodean. Sin embargo, somos hombres débiles, y la tentación del almuerzo nos vence y nos hace dejar la visita pausada para otra ocasión.


Aún nos quedan más sorpresas, ya que Saba nos encamina por un sendero que resulta ser el via crucis, y que además es una preciosa trialera que nos llevará hasta el asfalto ya en la urbanización de Monte Picayo.


La senda resulta ser bastante peligrosa, ya que las grandes piedras de rodeno y la arenilla complican mucho el equibrio y el control de la bici. El Lupas opta por asegurar la integridad física y baja caminando. Saba se anima a montar en algunos tramos, y yo me atrevo un poco más, pero poniendo pié a tierra en las complicadas curvas.


Luego, ya todos sabéis que basta con dejarse caer hasta Puzol, en franco descenso por asfalto. Por unanimidad, decidimos dirigirnos al "Restaurante Entre Brasas", donde otras veces hemos almorzado bastante bien. No es un bar de ambiente ciclista, ni especialmente barato, pero el servicio es bueno y la sombreada terraza es muy amplia.


Unas copas y algunas bromas para despedir la temporada, aunque Julián y el Lupas tenían planes para llevarse la bici durante las vacaciones. Saba colgaba las zapatillas hasta septiembre, y yo... bueno, no lo tenía muy claro, ya que en septiembre pretendíamos hacer alguna carrera del Circuito de la Serranía...

Más fotos, como siempre, en nuestro álbum online.

No hay comentarios: