martes, 5 de noviembre de 2013

130907 ARRABAL

Continuamos con la puesta al día de las crónicas de las últimas etapas. Este año no hay manera de ponerse al día... como se verá en posteriores entradas en este mismo blog, este año está siendo muy movido para el BVA, y apenas tenemos tiempo ni de atender el blog.
Como veréis en estas fotos, la salida de esta semana de septiembre se desarrolló por los alrededores de Valencia, que nosotros llamamos "arrabales" con toda propiedad, porque vienen a ser los barrios menos cuidados de nuestra ciudad. Eso sí, la ruta se alargó hasta los arrozales de la Albufera, donde el entorno natural es todo un placer para los sentidos.
Saba insistió en hacer una incursión por el nuevo cauce del Turia... parece que ya se le ha olvidado las penurias que pasamos la última vez que lo intentamos. No es que sea una ruta muy ciclable, la verdad... rocas, matorrales, etc. hacen imposible el pedaleo, por no hablar de la peligrosidad de cruzar la autovía por lugares "no autorizados". Sin embargo, la mentalidad juvenil y lozana de Saba se impuso, y allá que nos fuimos el BVA casi al completo (faltó el Lupax)... lástima que nuestros cuerpos ajados por el tiempo no acompañen a la mente...
Se daba además una extraña combinación de bicicletas, ya que Julián tenía la Lapierre en dique seco (vaina partida), y llevaba mi Scott; yo montaba la antigua B-Pro, rescatada del trastero. La cuestión es que la suspensión de la Scott no estaba ajustada a su peso (algo superior al mío, será que tiene más músculo, je, je), y la B-Pro no iba muy fina con el cambio... esto bastó para convencer a Saba de que nos sacara del cauce, que estaba intransitable con esos matojos de más de un metro de altura.
Una vez fuera del infierno, nos dirigimos hacia los campos de arroz, que en esta época son mares de espigas verdes, una preciosidad. No se si el día nublado le restaba o le añadía belleza al paisaje. Fue un paseo muy agradable.
Nos dejamos llevar por Saba, serpenteando entre los campos de arroz y bordeando las acequias. La lluvia amenazaba pero no terminaba de caer.

Después de rodar sin rumbo fijo y con la sola idea de relajarnos mientras pedaleábamos, nos encaminamos -como no- hacia el Centro Cultural Castellar-Oliveral. El resto ya os lo podéis imaginar... Muy elocuente la foto en la entrada del bar: preciosas BH plegable nos trasladaban a nuestra infancia.
En fin, una mañana bien aprovechada, ya que salieron bastantes kilómetros. Mientras, el Lupax creo que andaba por Valdepeñas con su bici.
El reportaje fotográfico completo, como siempre, en nuestro álbum online.
Un saludo.

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