Un buen madrugón, un poco de fresquito matinal y todos con ganas de hacer esta ruta por Las Moratillas que todos los años recorremos, pero esta vez con alguna sorpresa... Los seguidores de este blog recordaréis que esta ruta la hacemos en homenaje a José María Sáiz, ex-miembro del BVA, al que recordamos con cariño.
José María Sáiz, segndo por la izquierda, en una reunión de ex-jugadores del Marítim (hockey hierba)
Como ya es tradición en estas etapas de invierno, Saba nos preparó un termo de café con leche y su reconocida "coca de calabaza". No hay mejor manera de empezar.
Con el cuerpo atemperado nos ponemos en marcha hasta la falda de la sierra, desde la gasolinera donde hemos dejado el coche. Es un tramo casi llano, pasando por la nueva cárcel en construcción (¡¡parecen adosados!!). Luego, tramo de ascenso por pistas bastante bien cuidadas, hasta tomar un desvío (la novedad de hoy) que nos lleva hasta las antenas de telecomunicación. Cuidado que no os confundáis como nosotros, ya que una carretera asfaltada hacia Buñol sale muy próxima al desvio bueno -por tierra- que nos sube hasta dichas antenas.
Como toda subida a antenas, el tramo es asfaltado, lo que nos da una pista sobre la pendiente de esta zona. Sin embargo, se deja subir cómodamente, y las vistas de la Sierra de Malacara son realmente bonitas: nos ha salido un día de categoría.
Paramos unos minutos en la cima, para disfrutar de las vistas. Curiosamente, hay una pequeña caseta abierta con una mesa y viejas sillas, que a buen seguro han servido de improvisado refugio a más de un ciclista en días de viento o frío.
De momento, todo según lo previsto... ahora llega el descenso hasta el río Mijares. Este tramo es muy bonito; el camino tiene piedra suelta en la mayor parte, pero no llega a ser una trialera. La vegetación nos acompaña en todo momento, y es todo, todo bajada. Puedo deciros que es uno de los que más me ha gustado en estos últimos años.
El largo descenso hacía presagiar un subida igualmente larga, lo que iba minando el ánimo de algunos... Al llegar casi a orillas del río, en una agrupación de casas, Saba tuvo un repentino problema con el freno trasero (falta de mantenimiento!!!!), y el Lupax no se lo pensó dos veces: cuando nos dimos cuenta ya había sacado el bocata y había acampado en la solana, al pié de una caseta. El sitio era perfecto, así que no hubo discusión.