Este sábado, con ausencia de Saba, no era cuestión de montar una de esas etapas de montaña que tanto nos gustan. En su lugar, y aprovechando la edición del Campeonato de Motociclismo en Cheste, hemos visitado a unos amigos que tienen un chalet en las proximidades del circuito.
Para alargar un poco la ruta, decidimos hacer la ida por las Cubres de Calicanto, descendiendo luego por la Urbanización El Bosque hasta enlazar con la autovía.
El descenso por este lado es bien distinto a la trialera por el lado este. Se trata de una carretera local que discurre entre un bosquecillo de pinos primero, y luego por campos de naranjos hasta la antigua N-III. Aunque está bordeada de chalets, resulta agradable y con poco tráfico.
Una vez en la vía de servicio, tomamos camino hacia la urbanización del hotel La Carreta, donde los amiguetes nos esperaban en el chalet. Por este tramo ya se apreciaba cierta densidad en el tráfico, y por supuesto bastantes motos en dirección al circuito... ¡ambientillo de carreras!
El almuerzo, como siempre, de categoría. En casa de los Barea siempre nos tratan como si fueramos de la familia... una imagen vale más que mil palabras.
Arturo y sus amiguetes se marchaban a ver los entrenamientos, y Avin? llegaría más tarde, al salir del trabajo. Por ello, no quisimos alargar el almuerzo (¡que tentación quedarnos tomando unos chupitos) y tomamos camino de vuelta, no sin antes acercarnos un poco a ver -¡y oir!- el ambiente de las carreras...
Un espectáculo estupendo, sobre todo para nosotros que aún tenemos el gusanillo de las motos dentro. Pero tocaba volver a casa. Yo tenía previsto cruzar hasta encontrarnos con el cauce del Turia, pero el Lupas propuso simplificar y volver por la autovía, en línea recta. Más peligroso pero indudablemente más rápido.
Hubo que hacer algunos "transbordos", ya que fuimos buscando las vías de servicio para más seguridad. Pero finalmente, gracias al viento a favor, nos plantamos en un santiamén en Valencia.
Una mañana completita, con una ruta sencilla pero variada y entretenida. El sol nos acompañó casi todo el camino, y ¡qué decir del almuerzo!
Gracias a la familia Barea y ¡buena suerte para los corredores españoles!, que se juegan el campeonato.
sábado, 28 de diciembre de 2013
jueves, 26 de diciembre de 2013
131101 ALREDEDORES DE LA RODANA
Esta que os presentamos hoy es una ruta "menor", de esas que uno hace esos días tontos en que no hay tiempo para algo más excitante, pero que no queremos quedarnos en casa, sin nuestra ración de bici de montaña.Sin embargo, vista en su conjunto tampoco es una ruta cualquiera. Puede que no tenga la grandeza de las rutas de montaña, pero nos ofrece un poco de todo, lo que nos garantiza unas horas de entretenido pedaleo.La idea inicial era dejarnos guiar por unos amiguetes de Julián; el encuentro estaba previsto en los alrededores de Manises, ya en el paseo del parque fluvial del Turia. A esas alturas, el Lupas ya tenía problemas con la tija del sillín, que se iba bajando poco a poco.
Después de un par de paradas para apretar a muerte la brida, el Lupas finalmente tuvo que regresar porque no había manera de mantener el sillín en su sitio. A partir de ese momento, el grupo siguió bordeando el cauce, hasta abandonarlo a la altura de "la presa", en dirección a Loriguilla para seguir luego hasta la zona de Carasoles.
Algunos tramos de asfalto por tranquilas carreteras locales, y ya estábamos al pié de colina de Carasoles, que subimos en un plis-plas. El soleado día invitaba a disfrutar de las vistas, pero nos quedaba camino por delante y apenas paramos un par de minutos en la cima. A partir de ese momento tras unos kilómetros de transición, entramos en la falda de la Rodana, donde pudimos disfrutar de bonitas sendas entre los pinos.
No faltó alguna caída anecdótica... la 29" de Julián no termina de esquivar bien los pinos... Pero se nos pasó volando este bonito tramo, y poco después nos vimo entrando en Villamarchante (día de Todos los Santos), en busca del almuerzo.
Un almuerzo muy lucido, ya que estuvimos en la plaza del pueblo, un lugar amplio y luminoso (que no soleado, aunque el día no era del todo frio). Lo cierto es que no me quedé con el nombre del bar, pero como digo es muy fácil de localizar. Eso sí, la megafonía del ayuntamiento nos taladró los oidos con música ciertamente desafinada.
El regreso, para no complicarnos con el tiempo, lo hicimos por el conocido cauce del Turia. A pesar de la hora, no había demasiada concurrencia, así que pedaleamos con tranquilidad y disfrutando del trecho en ligero descenso.
Y disfrutando también de las bonitas vistas...
Una agradable mañana que me ha brindado la oportunidad de acercarme al paraje de La Rodana, además de conocer a los amiguetes del July. Interesantes sobre todo las sendas, pero seguro que vale la pena también subir a esas antenas que veo en algunas fotos de la web. Lo apuntamos para el 2014.
Todas las fotos, como siempre, en nuestro álbum online. Un saludo a todos.
Después de un par de paradas para apretar a muerte la brida, el Lupas finalmente tuvo que regresar porque no había manera de mantener el sillín en su sitio. A partir de ese momento, el grupo siguió bordeando el cauce, hasta abandonarlo a la altura de "la presa", en dirección a Loriguilla para seguir luego hasta la zona de Carasoles.
Algunos tramos de asfalto por tranquilas carreteras locales, y ya estábamos al pié de colina de Carasoles, que subimos en un plis-plas. El soleado día invitaba a disfrutar de las vistas, pero nos quedaba camino por delante y apenas paramos un par de minutos en la cima. A partir de ese momento tras unos kilómetros de transición, entramos en la falda de la Rodana, donde pudimos disfrutar de bonitas sendas entre los pinos.
No faltó alguna caída anecdótica... la 29" de Julián no termina de esquivar bien los pinos... Pero se nos pasó volando este bonito tramo, y poco después nos vimo entrando en Villamarchante (día de Todos los Santos), en busca del almuerzo.
Un almuerzo muy lucido, ya que estuvimos en la plaza del pueblo, un lugar amplio y luminoso (que no soleado, aunque el día no era del todo frio). Lo cierto es que no me quedé con el nombre del bar, pero como digo es muy fácil de localizar. Eso sí, la megafonía del ayuntamiento nos taladró los oidos con música ciertamente desafinada.
El regreso, para no complicarnos con el tiempo, lo hicimos por el conocido cauce del Turia. A pesar de la hora, no había demasiada concurrencia, así que pedaleamos con tranquilidad y disfrutando del trecho en ligero descenso.
Y disfrutando también de las bonitas vistas...
Una agradable mañana que me ha brindado la oportunidad de acercarme al paraje de La Rodana, además de conocer a los amiguetes del July. Interesantes sobre todo las sendas, pero seguro que vale la pena también subir a esas antenas que veo en algunas fotos de la web. Lo apuntamos para el 2014.
Todas las fotos, como siempre, en nuestro álbum online. Un saludo a todos.
sábado, 23 de noviembre de 2013
131019 Pico Hierbas (Chiva)
19 de octubre del 2013. La semana pasada, aprovechando el puente, el BVA casi al completo estuvo por el norte de España, recorriendo algunos de los tramos del Camino de Santiago. Resultó toda una experiencia, y en breve haremos algunas entradas en este blog para compartir con todos vosotros las fotos y algunas anécdotas.
Pero hoy me gustaría mostraros la ruta que hicimos este sábado... Con la mitad de los compañeros ausentes, propuse a Julián darnos una vuelta por la sierra de Chiva, con sus singulares barrancos y el Pico Hierbas. Julián, que se apunta a todo, no se lo pensó, y hacia allá nos dirigimos con el coche, para hacer la ruta desde la localidad de Chiva. La ruta es básicamente mitad subida y mitad bajada, con algunos tramos singulares como la trialera y las sendas que nos encontramos al regreso, bajando del Pico Hierbas. La primera anécdota del día ocurrió apenas subirnos a la bici, ya que el July tuvo que desmontar el portabidón de su 29er, ya que la rueda chocaba con éste al actuar la suspensión delantera... cosas de estrenar bici...
Poco después viviríamos otra nueva anécdota, propiciada por una interpretación errónea del track, ya que iniciamos la ruta en sentido inverso. Afortunadamente, mi conocimiento de la zona me permitió rectificar rápidamente y buscamos un enlace, a través de caminos, para rectificar el trazado. Lo malo es que resultó bastante complicado cruzar el pequeño barranco de lado a lado, ya que cañaverales y zarzas creaban un muro en medio... Nos vimos sortenando algún ribazo y campo de algarrobos, pero finalmente conseguimos retomar la ruta buena.
Como decía, la mitad de la ruta es básicamente de ascenso, primero por camino asfaltado, por el sinuoso "Barranco Grande", pasando por la Fuente del Enebro y acercándonos a la zona de "La Marjana". La zona es conocida por su valor geológico; las vistas sobre el barranco son espectaculares, lástima que el día estaba un poco nublado...
En este tramo de asfalto, ¡que a Julián se le estaba atragantando!, se nos unió Jorge (creo que ese era su nombre), que nos acompañaría ya hasta casi el final de la etapa. A partir de ese momento se abandona el asfalto para dirigirse hacia el Pico hierbas, por caminos en estado regular. Julián, como es de constitución ansiosa, se adelantó en algún tramo de descenso, y se pasó el desvío a la derecha, con su cartelito y todo... anduvimos unos minutos indecisos, ya que no sabíamos qué dirección había cogido y los móviles estaban sin apenas cobertura.
Después de unas cuantas voces, finalmente nos reunimos de nuevo y ya no paramos hasta llegar al observatorio del Pico Hierbas. Hay que destacar que las vistas justo antes de alcanzar la cumbre son espectaculares sobre el valle... lástima de las nubes bajas, ya que en anteriores ocasiones he podido comprobar que el paisaje de verdad quita la respiración.
Y ahora llega lo bueno: el regreso por sendas con bastante piedra suelta, subiendo y bajando a lo largo de algunos kilómetros, hasta llegar a una trialera que se encuentra en el límite entre lo divertido y lo peligroso. Guardaba un recuerdo muy bueno de este tramo -me va esto de las trialeras- pero a Julián y Jorge no les entusiasmó demasiado... lo cierto es que se trata de un caminito de pedruscos sueltos y angulosos, donde cualquier fallo se puede pagar con un buen susto.
Lo cierto es que me arrepentí un poco de haberlos llevado hasta allí, pero a Jorge parece que le gustó la experiencia (lástima que su Giant semi-rígida no le permitió muchas alegrías), y a Julián hay que meterle caña, que el cuerpo se lo pide...
Pero la verdad es que acabaron bajando, entre maldiciones, arañazos en las piernas y algo de disfrute. Luego, el resto es ya por caminos y finalmente asfalto hasta Chiva. Eran casi las 15:30 cuando nos despedíamos de Jorge (que se encaminaba hacia Cheste), y apenas nos dió tiempo a una cervecita rápida: ¡qué menos, ya que el bocata nos lo tomamos en ruta y con cierta prisa!
En fin, supongo que tardaremos en volver por la zona (aunque yo tengo por costumbre acercarme a celebrar el Año nuevo)... la próxima vez nos traeremos a Rafa para que conozca los bonitos barrancos de esta sierra de Chiva. Como siempre, os dejo las fotos en nuestro álbum online. El track lo encontraréis en Bikemap...
Pero hoy me gustaría mostraros la ruta que hicimos este sábado... Con la mitad de los compañeros ausentes, propuse a Julián darnos una vuelta por la sierra de Chiva, con sus singulares barrancos y el Pico Hierbas. Julián, que se apunta a todo, no se lo pensó, y hacia allá nos dirigimos con el coche, para hacer la ruta desde la localidad de Chiva. La ruta es básicamente mitad subida y mitad bajada, con algunos tramos singulares como la trialera y las sendas que nos encontramos al regreso, bajando del Pico Hierbas. La primera anécdota del día ocurrió apenas subirnos a la bici, ya que el July tuvo que desmontar el portabidón de su 29er, ya que la rueda chocaba con éste al actuar la suspensión delantera... cosas de estrenar bici...
Poco después viviríamos otra nueva anécdota, propiciada por una interpretación errónea del track, ya que iniciamos la ruta en sentido inverso. Afortunadamente, mi conocimiento de la zona me permitió rectificar rápidamente y buscamos un enlace, a través de caminos, para rectificar el trazado. Lo malo es que resultó bastante complicado cruzar el pequeño barranco de lado a lado, ya que cañaverales y zarzas creaban un muro en medio... Nos vimos sortenando algún ribazo y campo de algarrobos, pero finalmente conseguimos retomar la ruta buena.
Como decía, la mitad de la ruta es básicamente de ascenso, primero por camino asfaltado, por el sinuoso "Barranco Grande", pasando por la Fuente del Enebro y acercándonos a la zona de "La Marjana". La zona es conocida por su valor geológico; las vistas sobre el barranco son espectaculares, lástima que el día estaba un poco nublado...
En este tramo de asfalto, ¡que a Julián se le estaba atragantando!, se nos unió Jorge (creo que ese era su nombre), que nos acompañaría ya hasta casi el final de la etapa. A partir de ese momento se abandona el asfalto para dirigirse hacia el Pico hierbas, por caminos en estado regular. Julián, como es de constitución ansiosa, se adelantó en algún tramo de descenso, y se pasó el desvío a la derecha, con su cartelito y todo... anduvimos unos minutos indecisos, ya que no sabíamos qué dirección había cogido y los móviles estaban sin apenas cobertura.
Después de unas cuantas voces, finalmente nos reunimos de nuevo y ya no paramos hasta llegar al observatorio del Pico Hierbas. Hay que destacar que las vistas justo antes de alcanzar la cumbre son espectaculares sobre el valle... lástima de las nubes bajas, ya que en anteriores ocasiones he podido comprobar que el paisaje de verdad quita la respiración.
Y ahora llega lo bueno: el regreso por sendas con bastante piedra suelta, subiendo y bajando a lo largo de algunos kilómetros, hasta llegar a una trialera que se encuentra en el límite entre lo divertido y lo peligroso. Guardaba un recuerdo muy bueno de este tramo -me va esto de las trialeras- pero a Julián y Jorge no les entusiasmó demasiado... lo cierto es que se trata de un caminito de pedruscos sueltos y angulosos, donde cualquier fallo se puede pagar con un buen susto.
Lo cierto es que me arrepentí un poco de haberlos llevado hasta allí, pero a Jorge parece que le gustó la experiencia (lástima que su Giant semi-rígida no le permitió muchas alegrías), y a Julián hay que meterle caña, que el cuerpo se lo pide...
Pero la verdad es que acabaron bajando, entre maldiciones, arañazos en las piernas y algo de disfrute. Luego, el resto es ya por caminos y finalmente asfalto hasta Chiva. Eran casi las 15:30 cuando nos despedíamos de Jorge (que se encaminaba hacia Cheste), y apenas nos dió tiempo a una cervecita rápida: ¡qué menos, ya que el bocata nos lo tomamos en ruta y con cierta prisa!
En fin, supongo que tardaremos en volver por la zona (aunque yo tengo por costumbre acercarme a celebrar el Año nuevo)... la próxima vez nos traeremos a Rafa para que conozca los bonitos barrancos de esta sierra de Chiva. Como siempre, os dejo las fotos en nuestro álbum online. El track lo encontraréis en Bikemap...
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lunes, 18 de noviembre de 2013
130914 RIBARROJA
¡Vaya racha llevamos! Estamos en pleno noviembre, con el invierno que ha caido con todo su peso, y me veo escribiendo la entrada correspondiente a principios de septiembre... ¡a esta marcha no recuperamos el retrado en el blog!
Como ya sabéis los de esta zona, el recorrido por el cauce del Turia hasta Ribarroja es un paseíto (unos 40-50 km ida y vuelta) en llano, si exceptuamos algunas pequeñas rampas y los numerosos puentes que nos llevan alternativamente de una ribera a otra del río. Al seguir el lecho del río, el tramo de ida es ligeramente ascendente, y a la vuelta se puede alcanzar un ritmo muy bueno... aunque este sábado no era un buen día para ello.
Yo no sé si sería porque volvíamos de las vacaciones de verano o qué, pero esa mañana, a pesar que que apenas eran las 9:00, el camino estaba a parir de compañeros ciclistas... esto tendría que ser una buena noticia, pero la verdad es que los grupos que se iban formando nos entorpecíamos los unos a los otros, sobre todo porque algunos se empeñaban en adelantar a cualquier precio... Hay que destacar que los matorrales estaban invadiendo los márgenes del camino (lamentable mantenimiento por parte de los responsables, si atendemos también a los socavones y cárcavas que las lluvias van creando y que no se reparan), y esto lleva consigo que el camino se estrecha y se complica cuando nos cruzamos de cara con ciclistas y paseantes. La cuestión es que el tramo de ida resultó algo estresante por la aglomeración... pero lo cierto es que algunas chicas alegraban la vista...
Pero para aglomeración, la del Restaurante Askuas... ¡vaya aforo! Creo que nunca había visto tantos ciclistas juntos... ni en el Circuito de la Serranía...
Eso sí, hay que reconocer que la logística estaba bien resuelta: ya no funcionaba el aparcamiento del solar contiguo, pero un empleado del restaurante se encargaba de organizar los aparcamientos a todo lo largo de la calle... bueno, una imagen vale más que mil palabras...
El almuerzo también muy bien atendido. No encontramos sitio en la terraza, pero en el pequeño comedor pillamos una mesa con vistas al río... muy romántico. No quisimos excedernos, y en vez de "arreglaíto" nos conformamos con unos bocatas, eso sí, bien acompañados de su tapita de pimientos y la correspondiente cerveza helada.
¡Para que decir nada de los chupitos!
El regreso, como digo, bastante rápido, aunque veréis en la foto que en algunos tramos íbamos segando los márgenes con el manillar...
Por lo demás, una mañana muy agradable, que marcaba el regreso del Lupas al BVA, después de varias semanas saliendo solo con la bici, por las tierras de Vera (Almería). Por otra parte, veréis que yo había dejado aparcada la Scott para rodar un poco con la antigua B-Pro, como preparativo del Camino de Santiago (pero esa ya es otra historia...).
Los grandes ausentes: Saba y July, que se perdieron el pedazo de almuerzo y una ruta bastante agradable, sin complicaciones.
Como siempre, el polvo blanquecino de este recorrido obliga a darle un manguerazo a las bicis.
Esto es lo que dió de sí el reencuentro parcial del BVA después de las vacaciones estivales. Esa misma tarde salí con la familia a patinar... y llegó el fatídico esguince de rodilla... Continuará...
Como ya sabéis los de esta zona, el recorrido por el cauce del Turia hasta Ribarroja es un paseíto (unos 40-50 km ida y vuelta) en llano, si exceptuamos algunas pequeñas rampas y los numerosos puentes que nos llevan alternativamente de una ribera a otra del río. Al seguir el lecho del río, el tramo de ida es ligeramente ascendente, y a la vuelta se puede alcanzar un ritmo muy bueno... aunque este sábado no era un buen día para ello.
Yo no sé si sería porque volvíamos de las vacaciones de verano o qué, pero esa mañana, a pesar que que apenas eran las 9:00, el camino estaba a parir de compañeros ciclistas... esto tendría que ser una buena noticia, pero la verdad es que los grupos que se iban formando nos entorpecíamos los unos a los otros, sobre todo porque algunos se empeñaban en adelantar a cualquier precio... Hay que destacar que los matorrales estaban invadiendo los márgenes del camino (lamentable mantenimiento por parte de los responsables, si atendemos también a los socavones y cárcavas que las lluvias van creando y que no se reparan), y esto lleva consigo que el camino se estrecha y se complica cuando nos cruzamos de cara con ciclistas y paseantes. La cuestión es que el tramo de ida resultó algo estresante por la aglomeración... pero lo cierto es que algunas chicas alegraban la vista...
Pero para aglomeración, la del Restaurante Askuas... ¡vaya aforo! Creo que nunca había visto tantos ciclistas juntos... ni en el Circuito de la Serranía...
Eso sí, hay que reconocer que la logística estaba bien resuelta: ya no funcionaba el aparcamiento del solar contiguo, pero un empleado del restaurante se encargaba de organizar los aparcamientos a todo lo largo de la calle... bueno, una imagen vale más que mil palabras...
El almuerzo también muy bien atendido. No encontramos sitio en la terraza, pero en el pequeño comedor pillamos una mesa con vistas al río... muy romántico. No quisimos excedernos, y en vez de "arreglaíto" nos conformamos con unos bocatas, eso sí, bien acompañados de su tapita de pimientos y la correspondiente cerveza helada.
¡Para que decir nada de los chupitos!
El regreso, como digo, bastante rápido, aunque veréis en la foto que en algunos tramos íbamos segando los márgenes con el manillar...
Por lo demás, una mañana muy agradable, que marcaba el regreso del Lupas al BVA, después de varias semanas saliendo solo con la bici, por las tierras de Vera (Almería). Por otra parte, veréis que yo había dejado aparcada la Scott para rodar un poco con la antigua B-Pro, como preparativo del Camino de Santiago (pero esa ya es otra historia...).
Los grandes ausentes: Saba y July, que se perdieron el pedazo de almuerzo y una ruta bastante agradable, sin complicaciones.
Como siempre, el polvo blanquecino de este recorrido obliga a darle un manguerazo a las bicis.
Esto es lo que dió de sí el reencuentro parcial del BVA después de las vacaciones estivales. Esa misma tarde salí con la familia a patinar... y llegó el fatídico esguince de rodilla... Continuará...
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