Después de unas semanas sin coger el coche, en esta ocasión hemos querido acercarnos de este modo al punto de partida de la ruta, ya casi en la falda de la Calderona.
Desde allí, kilómetros y kilómetros de pista y sendas por delante, para hacer nuestras delicias. El día nos salió nublado, pero no pudimos quejarnos de frio.
Nos plantamos en el castillo de Serra después de una subida larga, larga, pero que pudimos superar a nuestro ritmo. Desde allí todo se ve con optimismo, ya que en pocos kilómetros (eso sí, aun con algo de desnivel que superar) se llega al restaurante El Chaparral.
Ya en este restaurante, meca de los ciclistas que merodean por esta zona, nos encontramos un extraño panorama: la terraza desierta de personal, pero repleta de bicis. El día nublado había concentrado a todos los ciclistas dentro del local, que se presentaba abarrotado. Tuvimos la suerte de encontrar una mesita, y "disfrutamos" del almuerzo en medio del bullicio de tanto personal. Cierto es que era un poco tarde y la gente se fue levantando de las mesas, buscando unos sus bicis y otros sus caminos para correr montaña abajo. Esto nos dió un poco de tregua y nos permitió tomarnos el "quemadito" con relativa tranquilidad.
Al retomar la ruta, el sol ya asomaba tímidamente, pero finalmente el regreso lo hicimos bajo el mismo cielo nublado de antes. Desde el restaurante ya casi todo es descenso, con un corto tramo de asfalto, así que disfrutamos de las sendas que nos encontramos, sobre todo en un tramo de trialera y pasando cerca del Pi del Salt.
Una gozada para los sentidos, con la satisfacción de haberse trabajado una ruta de montaña bastante seria pero muy interesante. Alguien incluso asegura que vio a esa morena tan guapa que más de una vez nos hemos encontrado por esos caminos... por su bonito trasero podría ser, podría ser...
Un saludo y hasta la semana que viene, si el tiempo y las autoridades los permiten... Las fotos, como siempre, en nuestro álbum online. Fernández.
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