martes, 5 de mayo de 2009

Barraix.-Crítica Gastronómica Bar El Chaparral

Procedo a comentar la etapa que tuvo lugar el día del trabajador. Nuestro esfuerzo estuvo en sintonía con tan significante día. Partimos de la base de la Mola de Segart que ya se está convirtiendo en un clásico, recuerdese la etapa en la que Chema estuvo a punto de fallecer. Nos adentramos por el típico sendero impenetrable que obliga a andar e intentar no mojarse.




Cuando conseguimos ver la luz del sol la etapa se pudo concluir en un tris. En este día finalizamos la etapa en el mítico ascenso al Garbí, cada día estamos más en forma y se nota. Las cotas de altitud no engáñan. Hoy no me extiendo más.

Seguidamente nos dirijimos a lo que es el objeto y destino real de la etapa El Bar Chaparral, se trata de un mítico lugar de encuentro de los aficionados al pedal. Cabe significar que hemos podido observar que el ascenso meteórico de los aficionados al BTT frente a los clásicos ciclistas de carretera. Es muy placentero observar que mientras aún no han acabado de subir éstos, nosotros ya estabamos bajando con nuestros trastos de 300-500€ . Ellos suben con bicis de miles de €, dineros que no se gastan en sus mujeres.
El almuerzo consistio en 2 jarras de cerveza, 3 bocadillos, plato de olivas, plato de cacao y 3 quemaditos. Pudimos observar que el vino de la casa, que era demandado con gran profusión por los aficionados era "El Ocho" de Chozas Carrascal.

Nota de Cata: Color rojo rubí que tenderá a cereza con el tiempo. Es limpio y brillante. En nariz presenta aromas a especias (pimienta blanca) y un toque de madera nueva, además de un gran aroma a frutas rojas (grosellas) y un ligero toque mineral. En boca es expresivo y untoso, fresco en la entrado y largo en posgusto. Destacan de nuevo las frutas rojas y algún recuerdo lácteo de la fermentación maloláctica. Resulta un vino potente, equilibrado, untoso y muy agradable, que resulta diferente debido al aporte de cada una de sus ocho variedades. Es un vino que puede marear al catador que busca aromas y gustos muy definidos.

Lo más destacable de este local es la afluencia de personal y el quemadito que sirven para finalizar las viandas. Hoy decidimos que era motivo de un reportaje gráfico. Os adjunto un video, es determinante el uso de miel como edulcorante, el quemar el exceso de acohol y el acompañar con unos granos de cafe.


El almuerzo salió por 6,70€ por persona, este precio es caro en este mundo del ciclismo, actualmente se están poniendo de moda los almuerzos entre 5-6€, además está la crisis que nos acecha. Este precio queda determinado por la ubicación del Restaurante, una vez estas alli arriba, estas muerto de hambre. Las calidades de los alimentos están bien, así como el tamaño de los bocadillos, pero una mejora en su valoración vendría determinada por un mayor tamaño de las raciones de olivas y cacao, así como la disponibilidad de botellas de litro de cerveza que siempre son mejores que las cervezas de barril además las considero más familiares. No quiero dejar pasar el trato del personal, en general frío. No es necesario actuar así, no se demuestra empatía por parte de estos profesionales de la hostelería. Yo les puedo recomendar el Bar Restaurante Moncayo que les puede servir para aprender lo que es la empatía con el agotado ciclista. Vease 1ª posición en la guía Michelón.

La puntuación que le otorgo es 7/10, nota que queda muy maximizada por la aportación del quemadito a la nota final.

P.D.: No contento con el día que tuve procedí a no utilizar el coche en mi camino de vuelta y me dirije raudo y veloz, a costa de unos km más, al cortijo Las Lomas, Pobla de Vallbona, donde me estaban esperando la familia para degustar unas piernas de cordero. Adjunto foto para certificar mi segunda etapa del día.


1 comentario:

Fernández dijo...

Suscribo la crítica gastronómica de Saba, aunque matizo que deberíamos habernos sentado fuera, en el más puro ambiente ciclista.

En cuanto a los vídeos, de gran calidad, apuesto por el primero, ya que el del quemadito no es tan emocionante.

Por otra parte, sobre las piernas de cordero en el cortijo de los Sabariego no podría pronunciarme, ya que no fuimos invitados. Quizá la próxima vez...