domingo, 6 de junio de 2010

100605 Cueva de las Palomas


Nuestro Presidente quería llevarnos de nuevo por La Vallesa, por enésima vez en estas últimas semanas, pero nos hemos negado en redondo. No es que la zona no nos guste, pero La Vallesa es perfecta para esos días que no quieres complicarte la vida, y te basta con un recorrido cerca de casa, almorzar y a las 12 de vuelta con la familia...

Este fin de semana nos apetecía algo con más chicha; venimos barajando La Vall de Gallinera, Alzira, Alpuente... pero todas estas salidas son para hacerlas con más calma, incluso comiendo fuera. Así que nos hemos puesto en manos del Presidente, que se ha sacado de la manga una ruta por los alrededores de Buñol.


En pleno junio, la Foia de Buñol no es que sea un lugar de ensueño, porque predomina el matorral sobre los bosques. Sin embargo, Saba nos ha propuesto la visita a la Cueva de las Palomas, que nos trae recuerdos de la juventud y que nos da la posibilidad de darnos un bañito refrescante.


En general todo ha transcurrido mejor que lo previsto: recorrido con cierto interés, ya que la lluvia de este año ha creado un paisaje bastante verde. Sin embargo, la visita a la cueva se hizo demasiado pronto, cuando aún no habíamos recorrido ni 10 km... aún así, algunos optaron por el baño. Luego, sin destino prefijado nos dimos una vuelta por la zona, con la suerte de ir a caer al Collado de Uman, carretera secundaria que nos lleva por un valle abierto remontando la Rambla de Bosna. Este tramo es bastante bonito, con arboleda y paisaje montañoso. Caímos en la cuenta que este mismo tramo lo hicimos en la primera nocturna del Biciclub Verano Azul, continuando por la sierra de Malacara y saliendo a la A3. Por unos instantes pensamos en seguir este recorrido, para hacer un kilometraje más decente, pero ante el bajo rendimiento de Saba descartamos esta opción y nos volvimos a Buñol, dejándonos caer en sentido inverso por la misma carretera.


Sorprende que Saba se quedara contínuamente descolgado, incluso en tramos fáciles. Dado su excelente estado de forma, se diría que el motivo fue el bañador que llevaba colgado de la mochila, a modo de tendedero, y que le restaba eficiencia aerodinámica.


En fin, antes de las 12 ya estábamos en el bar El Portillo, tomando las merecidas cervezas con unas tapitas y planificando las próximas salidas del biciclub. Podéis ver las fotos del baño en nuestro album online.

Fernández

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