sábado, 10 de julio de 2010

100710 SIERRA DE ESPADÁN

Una semana más el Biciclub tiene problemas para reunir a todos sus miembros. El Lupas convalece de la última caida, y Saba está desaparecido desde que faltó a la excursión coincidiento con el Día del Orgullo Gay. En fin, estamos casi en vacaciones de verano y ya se veía venir que por un motivo o por otro sería difícil que nos pudiéramos reunir todos. Al fin y al cabo todos somos hombres de familia; eso sí... no dejéis de pagar la cuota para engrandecer a nuestro modesto Biciclub.

A lo que íbamos... yo he querido aprovechar las circunstancias para hacerme una salida de montaña, por la Sierra de Espadán. La alternativa era ir a subir La Llacuna, pero no valía la pena hacerse tantos kilómetros en coche.


La cuestión es que me he buscado un track por la Vall de Uxó (http://gl.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=163100), para disfrutar del paisaje de la zona. Se trata de un recorrido serio, con 1100 m acumulados en apenas 30 km, pero la sorpresa han sido las trialeras que me he encontrado al paso. Para gente de nivel medio-bajo, como nosotros, estas trialeras son todo un reto, pero no se puede negar que son muy divertidas.


La primera la encontramos de bajada a Chóvar; es preciosa, por el barranco que bordea y porque es relativamente abierta (sin mucho matorral que estorbe). Luego, desde Chovar hasta el punto más alto queda subida contínua, primero por un corto tramo de asfalto y luego por una pista ancha y bien conservada.

Es una gozada pedalear a la sombra de pinos y alcornoques. En el punto más alto tuve problemas porque no ví la trialera y bajé por la pista, hasta que la pista se cortó en mitad de la montaña y me tocó subir vuelta atrás. Mirando con atención pude encontrar la senda que nos lleva casi de un tirón hasta Alfondeguilla.


Pero esta parte es harina de otro costal... esta trialera es para gente con experiencia. La verdad es que no me he cortado, la B-PRO no se ha quejado y ha bajado bien, pero he pagado la novatada de meterme sin protecciones (perneras y manga larga), y eso se paga... con brazos y piernas llenos de arañazos y espinas. Eso sí, he tenido que bajar el sillín y poner mucho pié en tierra. Por las zonas de sombra el recorrido es muy bonito, pero donde pega el sol la senda estaba muy cerrada por zarzas, aliagas y matujos.


Al final, un pinchazo (o simplemente que a la cámara se ha abierto un poro, con tanto salto) me ha hecho entretenerme más de lo previsto y no ha dado tiempo para un almuerzo decente. Bueno, repetiremos el año que viene, mejor en otoño o primavera. Os dejo las fotos, para que os hagáis una idea.

Fernández

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