domingo, 19 de abril de 2009

Exitoso programa de entrenamiento. Mola de Segart.

Aunque existen beneficios de protección de la salud documentados, conferidos a la actividad física regular, la mayoría de los individuos de todas las edades no son físicamente activos a un nivel suficiente para el mantenimiento de la salud.

Esto afecta serieamente al miembro nº 00004, pero este fin de semana, mediante un programa de entrenamiento, propio el biciclub verano azul, basado en la mentira consecutiva, "ya no queda nada Chema" y en la nutrición forzada, conseguimos que realizase la etapa completa, más de 60 Km.



Esto es un hito histórico, podéis consultar el perfil de la etapa en entradas anteriores y solo queda introducir las fotos que para cualquier biker que se precie y conozca la calderona atestiguan el hecho.

Más tarde acabamos el trabajo nutricional en el bar de siempre en Naquera. Restaurante El Raconet, llegamos tarde como nos pasaba al principio, pero nos dieron bien de comer. Más adelante haremos la crítica correspondiente ya no estaba nuestro querido amigo el camarero tan expresivo con nosotros. Fue parada obligatoria debido a que era necesario que el compañero Chema recuperase fuerzas y su tamaño habitual ya que, como puede observarse en la foto al lado de Jose, había comenzado a menguar cual sepia en la sartén.





2 comentarios:

Fernández dijo...

¡¡Estos son mis chicos!!
Después de analizar exhaustivamente las fotos y de comprobar que no se trata de un burdo montaje, os felicito por vuestro arrojo.
Este reto es comparable al descenso por la vía verde de Ojos Negros, que supuso el bautismo ciclista de Chemaka, aun en "shorts" y camiseta playera. Esta vez no bastaba con aguantar que se quedara el culo cuadrado, sino que también había que pedalear, así que me descubro ante el éxito de las técnicas de entrenamiento intensivo empleadas.
De hecho pienso emplear estas técnicas en la próxima etapa por la Vall de la Gallinera (iba a reducir la dureza de las excursiones, pero, visto lo visto, vamos sobraos...)

LUPAX dijo...

El pasado sábado 18 de abril de 2009 será recordado para siempre como el bautizo en la Calderona, y prácticamente en su exitosa vida deportiva, de nuestro leal amigo José María Saíz, más conocido entre los suyos por Chema, y reconocido en el ambiente cicloturista como "El Ternillas".


Ante aproximadamente 3/4 partes de los componentes del Biciclub: el sufrimiento muscular y cardíaco, el dolor acompañado de calambres, el entumecimiento de miembros (sólo los que disponen de articulaciones), la inanición y la amenaza por muerte súbita, se hicieron presentes en el cuerpo de nuestro COMPAÑERO durante la ascensión a las descarnadas y crueles rampas de la sierra Calderona.

La etapa desde el inicio se desarrolló sin cuartel, a un ritmo vivo, lo cual resultó paradojico puesto que cuanto más vivo era éste menos lo estaba nuestro héroe. Esta circunstancia motivó una parada de avituallamiento, que también fue aprovechada por los técnicos del equipo para liberar el frenado constante al que estaba sometido la rueda de la poderosa ZS-1. Apartir de este momento, y al menos en los 600 metros posteriores, Chemaka tomó las riendas del pelotón (que circulaba bastante agrupado) y se mantuvo en cabeza hasta la llegada de la primera rampa, donde nuestro preparador físico y responsable de nutrición al grito de "No te preocupes que queda poco", comenzó a llevar a nuestro amigo hasta la leyenda.... Eso sí, andando, pero hasta la leyenda.

Ya lo dice el refrán: "Ciclista no hay camino, se hace camino al andar". Y así fué, paso a paso, como nuestro "Ternillas" sacaba agujetas de fraquezas y se plantaba en la Fuente del Oro sin apenas pedalear. No porque llevase un gran desarrollo en el cambio, sino porque no utilizó ni cambió el desarrollo en ningún momento.

Lo que Sabariego y yo mismo vimos y sentimos (aparte del típico flato) al ver a nuestro compañero hacer cumbre, fue la cara del coraje y del pundonor escrito en su rostro, así como la emoción por habernos librado de llamar al 112 y tener que movilizar las fuerzas vivas de la zona.

Prueba irrefutable de que aquella es la Senda de los Elefantes, fue que en la mismisima cumbre tuvimos ocasión de saludar efusivamente a Antonio Domingo (Toni, el de las almendras) que para trabajar no andaba nunca demasiado despierto, pero para comer o para, como es el caso, dejarse la piel en el pellejo subiendo rampas siempre ha sido un depredador.

Sin más, nos dejamos caer hasta el merecido almuerzo, y desde allí hasta el cálido recibimiento de nuestras respectivas duchas.

Bienvenido CHEMAKA, hasta siempre TERNILLAS.