miércoles, 8 de abril de 2009

Un País Valencià a la mochila. Aldeas de Alpuente.

Como todos sabéis y tras la acusación de haber apañado la etapa para quedarme en Alpuente el fin de semana, os informo de mis propuestas gastronómicas y los estudios realizados.

Primeramente los compañeros, partieron dejándome en pleno núcleo urbano de Alpuente con mis mallas modelo Nacho Duato.


Circule así por el núcleo urbano, bajo las miradas de los lugareños, hasta que conseguí tener cobertura suficiente para conseguir llamar a mi futura cuñada, que procedió a movilizarse para salvar esta situación.

Directamente procedimos a realizar la propuesta gastronómica de cada sábado, como todos sabéis, en estas tierras es muy característico el dificit alimentario en productos del mar mediterráneo debido a la lejanía y el aislamiento, esto repercute en la salud de los habitantes que profundizan en una dieta rica en productos derivados del marrano. Pues bien, sin mayor complicación realice mi típico arroz a banda. Un breve ejemplo es el siguiente vídeo.




Tras esta degustación y sin más dilación procedimos a acudir a un curso de panadería casera, en la aldea de Baldovar. Aldea perteneciente a Alpuente, situada a 923 m. de altitud sobre el nivel del mar. Está dividida en tres barrios: Barrio Arriba, Barrio Abajo y El Puntal. Éste último barrio es el menos habitado. Se llega a la misma, aproximadamente unos 2 km después de tomar el desvío de la carretera Alpuente-La Yesa, a la altura de Las Eras, que es otra aldea en la cual yo me hospedaba.

En esta aldea, aproximadamente una vez al mes, se enciende el horno comunitario y se procede a la fabricación de productos panificables por parte de las mujeres oriundas del lugar.

Mi futura esposa y mi futura cuñada disfrutaron de un curso de formación como así lo atestigua el siguiente vídeo.

En resumen el día fue completo y agotador. Con una magnífica climatología.

1 comentario:

Fernández dijo...

Aplaudo el reportaje etno-gastranómico de nuestro compañero Saba, no en vano es nuestro nutricionista y gran conocedor de las tierras del interior de nuestra provincia.

El tema está ampliamente desarrollado, pero habría sido mejor que los miembros del biciclub hubiéramos degustado pan y arroz, para interpretar mejor los matices culturales.
Quizá la próxima vez...